La reciente firma del acuerdo global climático de la COP21 el pasado 22 de abril, coincidiendo con el Día de la Tierra, ha iniciado la cuenta atrás en el cumplimiento de sus objetivos. Básicamente, se trata de reducir las emisiones invirtiendo en energías renovables y facilitando la transición a una sociedad baja en carbono.
A falta de medidas concretas, por ahora hemos de conformarnos con las declaraciones optimistas, o más bien eufóricas, que realizan representantes de instituciones a distintos niveles administrativos. En esta ocasión, han sido noticia los brindis al sol de Miguel Arias Cañete, comisario europeo de Cambio Climático y Energía.
Más allá del reciclaje
O quizá no lo sean, y estemos asistiendo a los prolegómenos de una inminente revolución energética en toda la Unión Europea o, aún mejor, a lo largo y ancho del planeta. Sea como fuere, Cañete ha expresado su deseo de trabajar en un mercado energético común que operaría a nivel europeo.
Entre otras ventajas, el político afirmó que el proyecto sería muy provechoso para impulsar las renovables en España, país con «un gran potencial» que sin embargo encuentra un gran problema en las interconexiones. Habida cuenta de la variabilidad, nuestro talón de Aquiles, resulta muy complicado exportar los excedentes. «Yo estoy trabajando para interconectar toda la UE y que haya un mercado único. Si solucionamos las interconexiones, España tiene mucha más capacidad», añadió.
Para empezar, sería interesante y me temo que mucho más factible dar pasos concretos que realmente supongan una clara apuesta por las renovables en España. No estaría nada mal empezar con una política favorable a ellas, solo por ejemplo. Por otro lado, una medida acorde con lo acordado en la cumbre de París, cuya importancia «marca el compromiso de todos los países del mundo de hacer un cambio en su mix energético», apunta. Muy prometedor, pero solo obras son amores…