Rusia, un país con un escaso desarrollo de energías renovables, podría dar la vuelta a su situación como un calcetín y, en cuestión de unos años, convertirse en una potencia mundial en energías verdes.
Según un estudio finlandés, para Rusia y Asia Central apostar por la competitividad significa invertir en energías renovables. Hacerlo sería cambiar de modelo energético de forma radical, pero les resultaría conveniente, pues además de cuidar el planeta reducirían los costos energéticos.
La rentabilidad de las renovables
Rusia lo haría en un 20 por ciento, concluye la investigación de la Universidad Tecnológica de Lappeenranta, que basa sus recomendaciones en un análisis de las fuentes de energía renovable del país, entre las que destacan la eólica, solar, geotérmica e hidroeléctrica.
Pasarse al vede sería posible gracias a la abundancia de diversos tipos de fuentes de energías limpias en su territorio. Además, el estudio afirma que hacerlo supondría un costo un 50 por ciento menor que el de un sistema basado en la energía nuclear o en el carbón.
«Rusia puede convertirse en una de las regiones más competitivas en energía del mundo», sostienen los autores del estudio, el primero que propone un modelo energético ruso basado en energía renovable. Eso sí, no sería totalmente verde, pues cubre la electricidad y la demanda de gas natural industrial pero no otros sectores, como el transporte o la calefacción.
Aún así, quizá lo esencial del estudio sea indicar la conveniencia de pasar de la situación actual, de fuerte dependencia de energías fósiles, a un sistema basado en las renovables.
El informe forma parte del proyecto de investigación «Neo Carbon Energy», en el que también se ha estudiado la viabilidad económica de sistemas de energía verde en regiones como el noroeste y sudeste asiáticos, Latinoamérica y Finlandia.