¿El boom de las renovables puede salvarnos de las catástrofes climáticas?

Las energías renovables viven un boom a escala mundial desde hace años. Un tiempo que se cuenta por décadas, es cierto, pero a la vez se trata de un fenómeno nuevo que todavía tiene mucho camino por recorrer.

Por un lado, puede hablarse de una tendencia que va en aumento de forma sostenida, con lo que ello supone a nivel ambiental. Por otro, sin embargo, sus peso no acaba de ser el necesario para frenar las emisiones del modo que se necesita.

Como es bien sabido, su éxito no acaba de dar la vuelta a la situación. Seguimos en la era de los combustibles fósiles, y tanto el carbón como el petróleo o el gas continúan considerándose claves como ventaja competitiva.

La importancia de las políticas verdes

Eso sí, desde la firma del Acuerdo de París, un pacto global vinculante histórico e iniciativas afines a nivel municipal, el panorama podría cambiar.

De hecho, aunque hay muchos cabos por atar, el acuerdo de la COP21 simboliza la transición a una sociedad baja en carbono. ¿Pero es posible que, aún así, la creciente adopción de estas energías verdes suponga una respuesta?

En un escenario ideal, es decir, a la carta, las renovables son la solución al cambio climático. De hecho, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es fundamental para frenarlo y, por lo tanto, para evitar que los eventos extremos se multipliquen.

En la práctica, sin embargo, el factor tiempo juega en contra. Hasta tal punto es así que solo logrando temperaturas que no superen los famosos dos grados centígrados a finales de siglo evitaremos llegar a un punto de no retorno que agrave los eventos extremos.

En el mejor de los casos, el acuerdo de la COP21 logrará el objetivo in extremis. Y sí, en ese caso en buena parte será gracias a las renovables, pero siempre dentro de una política ambiental comprometida, no de forma espontánea.

Nos sabemos qué tecnologías lo harán posible, pues las energías limpias están en constante evolución, pero sin duda alguna serán las posibilitadoras, pues entre otras cosas el modelo económico que busca la sostenibilidad no quiere renunciar al crecimiento.

Puestos a soñar, cómo no, siempre podría surgir algún invento que supusiera una alternativa factible a las energías fósiles que realmente hiciera el milagro. Nada es descartable.

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