Experiencia piloto para obtener biomasa de los montes valencianos evitará incendios devastadores


La puesta en marcha de un proyecto piloto para gesionar los bosques, es decir, para tenerlos bien arregladitos y reducir el riesgo de devasatadores incendios es una noticia importante. Sobre todo, si el ejemplo cunde y acaba por extenderse hasta abarcar la totalidad del territorio forestal, en este caso, el autonómico valenciano. El proyecto se lleva a cabo dentro del Plan de Acción Territorial de Ordenación de Recursos Forestales (Patfor), y la biomasa se obtendrá de 13 montes ubicados entre la Canal de Navarrés y en el Valle de Ayora, con un total de 26.000 hectáreas.

Patfor contemplaba que la Conselleria de Infraestructura, Territorio y Medio Ambiente sacara a subasta pública trece áreas para que una empresa hiciera negocio con su biomasa, y así ha sido. El proyecto ya ha sido adjudicado y empleará a un centenar de personas, que harán trabajos de gestión forestal a pie de monte o en la planta de transformación de energía.

El Patfor identifica las doce zonas susceptibles de generar biomasa en los montes valencianos, y cuyo potencial sería generar hasta 6.000 toneladas al año que podrían convertirse en energía térmica o eléctrica suficiente para abastecer 260.000 viviendas o, lo que es lo mismo, la producción sería de 500 kilowatios al año. Por lo demás, obtener la biomasa es relativamente sencillo, pues sólo precisa una regular limpieza del monte, es decir, recortar ramas, fundamentalmente, para eliminar la masa boscosa sobrante.

Pero llegar a estas cifras, hoy por hoy, es algo así como un sueño. Para hacerlo realidad hay que superar muchos obstáculos, como la desestructuración del sector y, todavía peor, acabar con el lobby forestal que actualmente ordena y manda. En general, el camino a seguir es unir el desarrollo forestal y el rural, a ser posible con métodos ecológicos que preserven el ecosistema. Tal es el difícil cometido de Patfor. Eso sí, hoy por hoy, la obtención de biomasa es la manera más factible para activar la economía forestal. Y, algo más importante, si cabe, para disminuir el riesgo de que los montes ardan de un modo tan virulento como lo han hecho este verano.

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