Estados Unidos suma en renovables y resta en uso del carbón, con el lógico resultado de reducir las emisiones de dióxido de carbono de forma notable. Hasta tal punto puede calificarse de buena noticia la nueva situación que incluso se han alcanzado cifras de récord. En concreto, el Departamento de Energía de los Estados Unidos ha anunciado que las emisiones de dióxido de carbono provenientes del consumo de energía han caído a su nivel más bajo desde 1994.
Son diversos los factores que han llevado a esta buena tendencia, al menos desde el punto de vista ecológico. Entre ellos, afortunadamente, hay que citar el aumento de la obtención de energía a partir de fuentes verdes, así como una disminución del consumo de carbón.
Ambos son factores clave a la hora de convertir 2012 en uno de los más limpios años desde principios de 1990, según las mismas fuentes, si bien también influyó una menor demanda de la calefacción por haber tenido un invierno más cálido. Por su parte, también habría que celebrar otro dato: las emisiones de carbono cayeron un 3,7 por ciento a partir de 2011, y hasta un increíble 12,1 por ciento desde 2007.
Una gran contaminación
Aunque las cifras sean buenas, en realidad no lo son lo suficiente. Y no, no se trata de evitar el máximo de polución, exactamente, sino de reducir las emisiones con vistas a detener el calentamiento global. En este sentido, si bien en 2012 los Estados Unidos contaminaron mucho menos, sus emisiones siguieron siendo fueron brutales.
Hablando de números, se produjeron 5,3 mil millones de toneladas métricas de dióxido de carbono a consecuencia, sobre todo, de fuentes de energía procedentes de combustibles fósiles, como el carbón, el gas natural y petróleo. En particular, la disminución del uso de carbón para la electricidad, redujo las emisiones, así como una subida en el sector solar y eólico.