La gente pide renovables. No quieren energías sucias. No quieren prospecciones petrolíferas que dañen el medio ambiente, temen catástrofes, derrames de crudo como el del Prestige o el más reciente del Golfo de México. La gente quiere energías limpias, que no contaminen.
El sábado 24 de marzo de 2012, se celebró en la isla canaria de Fuerteventura un evento que podría considerarse un hito histórico: casi diez mil personas salieron a la calle para decir no al petróleo y sí a un futuro con renovables, un futuro sostenible y limpio. El Cabildo de Lanzarote calculó que eran unas 30.000 personas.
Allí, en la manifestación, se encontraban responsables de grupos ecologistas que llevan años luchando por el fin de las energías sucias, como Sara Pizzinato, responsable de la campaña de transporte y cambio climático de Greenpeace. Pero lo importante no eran los ecologistas, lo importante era una manifestación secundada por la mayoría de la población. Era la primera manifestación mundial a favor de las energías renovables. No había ecologistas porque todos eran ecologistas.
El Gobierno de España ha autorizado a la compañía Repsol a realizar prospecciones petrolíferas frente a las costas de Fuerteventura y Lanzarote, sin consultar qué es lo que desea la población local.
Los habitantes de las islas están en contra de las prospecciones por muchos motivos:
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– Irá en contra de los intereses económicos de la región, pues afectan a la imagen turística.
– Quieren conservar los extraordinarios valores ambientales de un mar único.
– Ambas islas fueron declaradas por la Unesco como Reserva de la Biosfera y no se pueden poner en peligro.
– En 2004, el Tribunal Supremo ya anuló los permisos concedidos a Repsol para perforar el subsuelo marino frente a las costas de Fuerteventura.
– Las prospecciones no harán que en Canarias la gasolina se abarate.
– Apostando por las energías fósiles, sólo se avanza hacia un desastre ambiental.
– El petróleo es una energía del pasado; el futuro es cien por cien renovable.
El Gobierno de España tiene una responsabilidad con los ciudadanos canarios y con su medio ambiente.
(Para más inri, el ministro de Industria, que ha dado el permiso a Repsol, es canario, nacido en Las Palmas de Gran Canaria.)