Un océano de paneles solares, la friolera de 30.000, concretamente, conforman la mayor planta fotovoltaica de todo África. Situada en la ciudad de Nouakchot, capital de Mauritania, acaba de inaugurarse en un acto al que acudieron miembros del gobierno, de la AGencia Internacional de la Energía (IRENA) y de Masdar, la compañía de renovables de Abu Dhabi.
Para hacernos una idea de su potencia de 15 MW, pensemos que la nueva planta fotovoltaica supone un 10 por ciento de toda la capacidad eléctrica instalada en Mauritania o que, por ejemplo, su producción permitiría cubrir la demanda energética de 10.000 hogares y, por ejemplo, ahorraría la emisión de 21.225 toneladas de CO2 al año.
Tal y como ha remarcado el subdirector general de IRENA, Frank Wouters, la inauguración de esta gigantesca instalación supone una alternativa ecológica al recurso habitual de los generadores diésel, de elevado coste y precios cambiantes. Al tiempo, su producción podrá satisfacer la demanda de energía del país, que no cesa de crecer, y para cuya satisfacción los 144 MW instalados en el país resultan insuficientes.
Un país rico en recursos naturales
Al igual que ocurre con la mayoría de los países africanos, Mauritania cuenta con un inmenso potencial gracias a los importantes recursos naturales de sol y viento que posee. Es por ello que resulta lógico, afirma Wouters, que su potencia eléctrica provenga de fuentes de energía seguras y sostenibles.
La duración de la planta se estima en alrededor de dos décadas, tras las cuáles se prevé renovar las instalaciones. Hasta entonces, su funcionamiento permitirá una rentabilidad suficiente en lo económico y, por supuesto, a nivel ambiental. No en vano, la planta es una interesante fuente de energía limpia que permite una electrificación sostenible, y que además satisfará buena parte de las necesidades energéticas de la capital mauritana.