No todos los países tienen las mismas posibilidades de producir energía geotérmica. Se necesita una gran actividad telúrica en el interior de la tierra. Islandia es uno de los países que posee unas buenas condiciones para producir este tipo de energía y no las está desaprovechando.
Islandia se sitúa sobre una de las zonas volcánicas con más actividad del planeta. Fuentes termales, géiseres, fumarolas, charcas de lodo y volcanes activos son parte de su paisaje. Actualmente, se calcula que dos de cada tres casas en Islandia son alimentadas con energía geotérmica y que el 95% de la calefacción del hogar proviene del calor obtenido del interior de la Tierra. De hecho, una planta cercana a la capital, Reikiavik, suministra la mayor parte de la electricidad que necesitan sus habitantes.
Pero las posibilidades geotérmicas de Islandia van mucho más allá. Un grupo de geólogos ha descubierto que el magma que discurre por debajo de algunos volcanes de la zona tiene excelentes propiedades para producir energía (roca compuesta en un 65-70% de sílice) y se encuentra a no demasiada profundidad (a unos dos kilómetros de profundidad).
Las previsiones de producción de este tipo de energía son tan altas que están proyectando la instalación de un largo cable para vender la electricidad que les sobre a algunos países europeos, presumiblemente a los más cercanos, Noruega, Holanda, Alemania e Inglaterra.
El cable tendría una longitud de 1.170 kilómetros y llegaría a Escocia, convirtiéndose en el cable eléctrico más largo de este tipo. Tendría una capacidad para transportar hasta 18 teravatios/hora de energía geotérmica o hidroeléctrica por año. Esto puede ser suficiente para alimentar hasta a cinco millones de hogares europeos. El proyecto cuenta con el apoyo del Gobierno islandés. Si se lleva a cabo este proyecto puede suponer una décima parte de los ingresos del país, es decir, unos 9.000 millones de euros. Una buena forma de combatir la crisis económica que sufre el país.