Los módulos fotovoltaicos, también conocidos como paneles solares, están formados por varias celdas (células fotovoltaicas) que son capaces de producir electricidad gracias al aprovechamiento de la luz que incide sobre ellas. Es lo que todos conocemos como electricidad solar.
En estos momentos existen dos tipos de modulos fotovoltaicos en el mercado. Son los siguientes:
Cristalinos: Dentro de esta categoría encontramos los monocristalinos y los policristalinos. Los primeros están compuestos por un único cristal de silicio, mientras que los segundos están formados por pequeñas partículas cristalizadas.
Amorfos: Son los módulos fotovoltaicos con silicio no cristalizado.
La efectividad de los mismos crece cuanto más grandes sean los cristales. También depende de ello el peso, el grosor y el coste. El rendimiento de los critsalinos puede alcanzar el 20%, mientras que los amorfos apenas llegan al 10%. Eso sí, estos últimos pesan y cuestan bastante menos.
¿Para qué se utilizan los módulos fotovoltaicos?
En un principio aparecieron por la industria aeroespacial, pues son el medio más fiable para suministrar energía eléctrica a un satélite o a una sonda en las órbitas interiores del Sistema Solar. Sin embargo, su uso se ha extendido a muchas otras aplicaciones y no es raro ver como muchos gobiernos del mundo están subvencionando las instalaciones que cuentan con módulos fotovoltaicos para generar energía eléctrica.
Actualmente Martifer Solar España cuenta con una fábrica de módulos fotovoltaicos automatizada con una capacidad de producción de 50 MW. Se empezó con la producción en 2009 y se espera que este año genere como mínimo 15 MW de paneles solares fotovoltaicos de gran calidad. La fábrica cuenta con la más avanzada tecnología del sector y dispone de automatización robótica llevada a cabo por la empresa KUKA.