Quiosco solar: bebidas, medicinas y energía en zonas pobres


El primer SolarKiosk (quiosco solar) del mundo fue inaugurado cerca del lago Langano, en Etiopía. Es una tienda portátil que cuenta con placas solares. El SolarKiosk ha sido diseñado en Alemania por el estudio de arquitectura Graft. Es, según sus creadores, una unidad de negocios autónoma: vende productos, herramientas y servicios, pero también energía.

Hay, aproximadamente, 1.500 millones de personas en todo el mundo que no tienen acceso a una fuente estable de luz. El SolarKiosk está destinado a solucionar este problema, proporcionando una solución segura y asequible para los habitantes de regiones que no pueden acceder a una red eléctrica fiable.

La placas solares pueden ser la mejor solución para esas zonas que no tienen una red de cableado eléctrico y quieren acceder a un tipo de energía limpia, asequible y barata. Además, en los países más desfavorecidos se suelen utilizar sistemas de energía que usan el queroseno, lo que constituye un peligro para la población y contamina el medio ambiente.


Las placas fotovoltaicas del SolarKiosk pueden permitir, por ejemplo, que el que sea, probablemente, el único frigorífico de una localidad, funcione. En estos lugares esto puede suponer conservar medicinas en perfecto estado, así como suministros de emergencia. Pero, además, gracias al quiosco solar, los vecinos disponen de iluminación y energía suficiente para recargar teléfonos móviles, baterías y otros pequeños dispositivos. Por último, el SolarKiosk cuenta con un ordenador.

La empresa alemana que ha diseñado y fabrica este quiosco solar proporciona cursos para que los operadores del nuevo negocio sepan cómo funciona. Los habitantes locales, por su parte, podrán adquirir teléfonos móviles, tarjetas de recarga, linternas solares o refrescos. En realidad, lo normal en cualquier quiosco.

Algunas partes de la cabina (sobre todo, los componentes eléctricos) vienen instalados de fábrica para asegurar la calidad y durabilidad. Pero el resto de componentes pueden provenir de materiales locales, como bambú, madera, adobe, piedra, metal o productos reciclados. Este sistema es doblemente beneficioso: por una lado, se acepta el quiosco como un producto propio, y, por otra parte, se aprovechan productos locales o desechos.

El quiosco pesa poco, pero es seguro. La estructura está firmemente anclada al suelo y el ensamblaje no tiene piezas manipulables desde el exterior.

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