Las autoridades alemanas han anunciado que sus plantas de energía solar lograron producir 22 gigavatios (GW) de electricidad por hora, lo que es un récord mundial. Esta cantidad de energía equivale a tener veinte centrales nucleares funcionando a plena capacidad. La marca se alcanzó durante el mediodía del viernes 25 y sábado 26 de mayo de 2012.
El Gobierno de Alemania tomó la decisión de abandonar la energía nuclear tras el desastre de Fukushima causado por el tsunami que asoló las costas de Japón. Así, una vez tomada la decisión por parte del Gobierno presidido por Angela Merkel, los alemanes cerraron ocho centrales nucleares, mientras que las nueve restantes que continúan funcionando, deberán estar fuera de servicio para el año 2022. Se producirá toda la energía que generaban con fuentes de energía renovables, como la eólica, la solar y a partir de biomasa.
Norbert Allnoch, director del Instituto de la Industria de Energías Renovables (IWR), en Münster, ha señalado que los 22 GW de energía solar por hora vertida a la red nacional ese sábado 26 de mayo de 2012 supuso casi el 50% de las necesidades de electricidad de la nación durante el mediodía. Nunca antes se había logrado producir tal cantidad de electricidad fotovoltaica, remachó, orgulloso. Es la primera vez que Alemania supera los 20 gigavatios (GW).
El récord, en definitiva, demuestra la apuesta decidida que ha hecho uno de los países más avanzados industrialmente para desarrollar las energías renovables, llegando a producir con este tipo de energía un tercio de las necesidades de electricidad en un día laboral, el viernes, y casi la mitad un sábado, cuando fábricas y oficinas están cerradas. Un Gobierno que respalda totalmente proyectos de energía limpia, un Gobierno que no usa la excusa de la crisis para ser respetuosa con el medio ambiente al tiempo que impulsa la maltrecha economía.
Alemania está llegando a un 20% estable de la demanda de electricidad a través de fuentes renovables. Alemania tiene tanta capacidad instalada de generación de energía solar como el resto del mundo. Su objetivo es reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% para el año 2020.