Europa busca soluciones tras duplicarse el precio de los paneles solares

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Los que se subieron al carro de la energía solar instalando placas fotovoltaicas en sus viviendas acertaron de pleno. Con el precio de la energía por las nubes y con la posibilidad de amortizar la inversión en pocos años, es evidente que apostar por las ellas ha sido una gran idea. Eso sí, los chollos no suelen durar para siempre y el precio de las mismas está empezando a subir de forma considerable, entre otras cosas por los problemas que se han producido desde que empezó la pandemia.

Precios disparatados

El resultado no es otro que un brutal encarecimiento de los precios. Se habla del doble de lo que se pagaba antes, y hay que decir que todo esto viene desde que la pandemia inició los problemas de suministro desde China, donde un contenedor de 12 metros pasó de costar unos 2.000 dólares a costar unos 18.000 dólares. Casi nada.

Las cosas se agravaron todavía más con la guerra en Ucrania, que como todos ya sabemos ha encarecido los precios de prácticamente todo. Y claro, para producir paneles solares es necesario utilizar materias primas que se han visto afectadas por la inflación.

Dichas materias primas proceden en gran parte de China, que domina dos tercios del pastel de los módulos fotovoltaicos. El resto de lo reparten Vietnam, Tailandia, Corea del Sur, Indonesia y Malasia. Y claro, la dependencia es brutal porque hay menos de 10 empresas que se encargan de fijar precios muy similares (oligopolio en toda regla) sin que los compradores tengan poder de negociación alguno.

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La solución en la que nadie pensaba

Ante esta situación, y con la Unión Europea impulsando de una vez por todas la generación de energía renovable por los cortes de gas rusos, no son pocas las voces que claman a favor de una reindustrialización de Europa para no tener tanta dependencia de China. Sin ella será imposible negociar precios en condiciones, así que se están dando los primeros pasos hacia un proceso que no será fácil y se alargará bastante en el tiempo. Lo que se pretende es que toda la cadena de valor se queda en los países europeos, desde la producción de sicilio hasta el montaje final. No pretenden cerrarse a las importaciones, pero quieren demostrar que si los precios suben descontroladamente pueden encontrarse soluciones.

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