En los últimos años, el sector de la alimentación está en el punto de mira por considerarse que es un modelo poco sostenible y con un alto nivel de contaminación. Una situación que podría cambiar gracias a la energía geotérmica, ya que una investigación ha puesto de manifiesto que se podría aplicar a toda la cadena de suministros del sector alimentario. Un paso importante porque se estima que el sector alimentario supone cerca del 30% del consumo total de energía a nivel mundial y el 20% de las emisiones totales de efecto invernadero. Además, se espera que, de aquí al año 2050, aumente la producción de alimentos hasta un 70%.
Posibles usos
El uso de la energía geotérmica en la cadena de suministro del sector alimentario es apuntada por un estudio realizado por Luca Gugliemetti, investigador senior de Energía Geotérmica del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Ginebra, Suiza.
El estudio, publicado en la revista Green Report, se centra en analizar las aplicaciones de este recurso en el sector de la alimentación. En sus conclusiones se recoge que sí es factible emplear la energía geotérmica en muchas áreas de la cadena alimentaria.
Por ejemplo, se apunta que es posible utilizarla para calefacción de invernaderos para cultivar frutas, verduras, flores y plantas, así como para la acuicultura y piscicultura o bien para el cultivo de algas.
Otros posibles usos son para riego, secado de alimentos o cultivos, calentamiento del suelo para cultivar productos como zanahorias o espárragos, pasteurizar la leche, esterilización y refrigeración y para los procesos de evaporación y destilación en el procesamiento de la leche y preparación de licores. Son procesos todos que requieren de diferentes grados de temperatura, que la energía geotérmica proporciona.
Obstáculos
A pesar de las aplicaciones, el investigador apunta a una serie de barreras que dificultarían el uso de este tipo de energía. La primera de ellas, y quizá la más importante, es que se deben hacer cambios en la cadena de suministro de alimentos.
De este modo, el sector agroalimentario solo podrá ser más sostenible con esta energía si se acometen esos cambios y se apoyan en mecanismos financieros y políticas de apoyo a largo plazo.
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