La transición energética para que haya un sistema energético limpio y no contaminante puede conllevar una serie de aspectos no deseados o que derivarían en otros problemas. Al menos así se desprende del informe ‘Transición energética y minerales críticos’, publicado por la Fundación Naturgy, en el que se constata que la transición energética puede multiplicar por seis la demanda de minerales críticos.
El estudio
Los minerales críticos se emplean para fabricar las nuevas tecnologías como placas fotovoltaicas, turbinas eólicas o baterías para coches eléctricos, entre otros muchos objetivos.
Y, en función de la evolución de las emisiones, se estima que la demanda mundial de minerales críticos podría multiplicarse de cuatro a seis veces en relación con la situación actual.
El estudio refleja que la demanda no deja de crecer. Y la previsión es que, dentro de este contexto de transición energética, continúe aumentando. Los últimos datos apuntan a que, desde el año 2010 y con la penetración de las renovables, se ha producido un aumento del 50% en la cantidad promedio de minerales necesarios por unidad de capacidad de generación eléctrica.
Teniendo en cuenta el escenario de incremento de la demanda, se calcula que los minerales críticos podrían pasar de representar un 11% del total del valor del comercio internacional de materias primas energéticas en 2019 al 47% en el horizonte de 2050.
Por el contrario, en los combustibles fósiles se daría la situación contraria. De acuerdo con el informe, se pasará de un 89% a tan solo un 18%, experimentando así una evolución diferente a la de las materias críticas.
Pasar a la acción
La previsión de aumento de demanda de minerales críticos requiere que se adopten algunas medidas. Una de las más importantes es tener cadenas de suministro seguras y resilientes de estos materiales y sus productos derivados. En caso contrario, se podría ralentizar la transición energética. Aparte, cabe la posibilidad de otros efectos como el encarecimiento.
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