No nos engañemos. La razón principal por la que los consumidores no eligen un coche eléctrico son sus prestaciones. No son tan rápidos como los de gasolina o los diésel. Y, sobre todo, su autonomía es mucho menor. Los coches híbridos son una buena solución: usan la energía eléctrica cuando van a poca velocidad, que, además, es cuando más contaminan, y el motor propulsado por el combustible fósil cuando se quiere ganar velocidad, en carretera. Otra de las barreras que deben superar los coches eléctricos es que aún no hay tanta variedad de modelos como de gasolina o diésel. Aunque esto se solucionará, lógicamente, con el tiempo.
Para esta época, que se podría llamar de transición de los combustibles fósiles a la electricidad, la empresa Volvo ha pensado en un automóvil que lo ofrezca todo y que sea el usuario el que elija cómo quiere que funcione su coche. Así, el modelo V60 ofrecerá las tres modalidades de coche: a gasolina o diésel, híbrido o completamente eléctrico.
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