España ocupa el quinto puesto mundial, sólo por detrás de Alemania, China, Dinamarca y Estados Unidos, en exportación de tecnología eólica, según datos de la ONU. Si el mercado interior está en un mal momento debido, tanto a la legislación del actual gobierno como la del anterior, hay que salir al exterior.
Según los datos de la ONU, España exportó, en 2010, torres, palas y aerogeneradores por valor de 1.836 millones de euros. El sector ha multiplicado sus exportaciones por ocho entre 2000 y 2010, según la patronal española de la eólica. Sin embargo, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2011, España importó gas por valor de más de 10.000 millones de euros, que fueron a parar a países como Egipto, Yemen, Argelia o Libia.
Este buen dato no sorprende a la Asociación Empresarial Eólica de España (AEE). Hace seis meses presentó el Estudio Macroeconómico del Sector Eólico en España, un informe periódico que elabora la consultora Deloitte y que incluye las magnitudes clave del sector. Dicho informa presenta datos como que la inversión anual en I+D en el sector eólico ronda los 150 millones de euros o que España es el tercer país, tras Alemania y Austria, mayor generador de patentes verdes en Europa, de las que un 30% corresponden a patentes relativas a la energía eólica.
Pero también hay datos negativos. La eólica en España ha perdido, en los dos últimos años, más de diez mil empleos directos e indirectos. En 2008, la eólica sostenía 41.438 puestos de trabajo.
Otro dato negativo es el que se refiere a la instalación anual. En 2011, en España sólo se instalaron 1.050 megavatios (MW) de eólica, lo que representa el crecimiento más débil de la historia en términos porcentuales. A pesar de ello, la potencia eólica se situaba a 1 de enero de 2012 en 21.673 MW, sólo por detrás de China (62.733 MW), Estados Unidos (46.919 MW) y Alemania (29.060 MW).