Las energías sucias y limpias no tienen por qué estar peleadas, más bien somos nosotros los que estamos peleados con el mundo que nos rodea cuando abusamos de aquellas y pasamos olímpicamente de éstas. Una prueba de que pueden estar cerca nos la dan los países petroleros del Golfo Pérsico, que empiezan a mirar a la energía solar con ojos amorosos.
Ya se sabe, entre otras cosas, el desierto es sinónimo de mucho espacio y sol, por lo que la energía solar es estaba llamada a entrar en estos lugares, donde las ciudades, construidas a golpe de la quema de combustibles fósiles, se alzan en zonas desérticas. Pero esto podría cambiar, pues diversos países extractores de petróleo y gas del Golfo Pérsico comienzan a apostar por la fuerza del solo como generador de electricidad.
Arabia Saudita, Catar y los Emiratos Árabes Unidos son algunos ejemplos de naciones de esta región que pronto iniciarán proyectos de energía solar de gran calado. Y, hasta que sean una realidad, los especialistas hablan sobre la importancia que las energías renovables podrían tener para ellos en un futuro no lejano. Abu Dahbi, máximo responsable del Instituto Internacional para las Energías Renovables (Irena), ensalza su rentabilidad: «Es más caro subvencionar los productos petroleros que invertir en las energías renovables.»
De extenderse tanto esta filosofía como la práctica del uso de las energías ecológicas, estos países podrían experimentar un rápido crecimiento que disparara la demanda en la zona a niveles de récord mundial. Y, lo que es mejor, ello reduciría las elevadas emisiones de carbono de forma paralela a su desarrollo.
Masdar City es un ejemplo concreto de proyecto todavía en ciernes de los Emiratos Árabes, que pretende alimentar los coches, la iluminación pública y el aire acondicionado con energía proveniente de una planta solar de 10 megavatios.