Lo bonito de esta noticia es poder comprobar, una vez más, cómo la energía fotovoltáica puede ayudar a pequeños campesinos a llevar el agua a sus cultivos sin que bombearla les cueste un ojo de la cara. Algo que parece tan sencillo y que, sin embargo, para ellos es un auténtico milagro que les ayuda tremendamente en su lucha diaria contra la sequía y por la supervivencia.
Este pequeño gran milagro, que no es otra cosa que la producción de energía solar para generar electricidad que bombee el agua hasta los cultivos, lo hace posible un programa gubernamental y la empresa Minagri con la instalación de un millar de paneles solares a pequeños productores.
La iniciativa busca promover la energía sostenible, y se inauguró en Caimanes, una localidad ubicada en la región chilena de Coquimbo, y en un futuro prevé la instalación de 1.144 paneles fotovoltaicos en todo el país.
Con la instalación de estos paneles, sólo en el Valle del Choapa, 25 familias pudieron cultivar sus áridas tierras con mayores garantías de éxito. Se da la circunstancia, además, de que cantidad de luz eléctrica convencional necesaria para bombear agua hasta los embalses es demasiado costosa, diezmando las ya de por sí débiles economías de los agricultores.
Así, tal y como recordó el Ministro de Agricultura, Luis Mayol, se ahorra en el consumo de energía eléctrica y al tiempo se asegura el recurso hídrico a los agricultores. Además, recordó que el proyecto va a extenderse a todo el país: “Esta es la culminación de un proyecto que ha iniciado el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) en Caimanes pero que se replicará a lo largo de todo el país. Ahora, nuestro objetivo es hacer de Chile el país de Latinoamérica que va a tener la mayor cantidad de energía fotovoltaica para el uso agrícola.”
A fin de año se espera que el proyecto haya beneficiado a un total de 450 familias e todo el país, y seguirá ampliándose en sucesivos años, dada la importancia y los beneficios que supone para los pequeños campesinos.