Producir hidrógeno sin energía extra y sin emitir carbono


Continúan las investigaciones para producir energía a base de hidrógeno y microorganismos. En este caso, con un grano de sal o dos y gracias a ciertas células microbianas que son capaces de realizar el proceso de electrólisis, se puede producir hidrógeno a partir de aguas residuales o subproductos orgánicos. Lo mejor de todo es que, además, el proceso no emite dióxido de carbono a la atmósfera ni usa la red eléctrica. La investigación corre a cargo de la Universidad de Pensilvania y el proceso se ha explicado en un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Este sistema podría producir hidrógeno en cualquier lugar donde haya aguas residuales cerca de agua del mar, ha asegurado Bruce E. Logan, profesor de Ingeniería Ambiental. Es una fuente de energía inagotable, que no usa electricidad y no emite carbono. ¿La energía perfecta?

Hasta ahora, las células microbianas que eran capaces de realizar la electrólisis que produce hidrógeno requerían de pilas de combustible con alguna entrada eléctrica. En el reciente estudio, se suplen esas pilas por la diferencia entre el agua dulce y el agua de mar, que es lo que añade la energía extra necesaria para producir el hidrógeno.

Las células de la electrólisis que ha presentado Logan tienen entre un 58 y un 64% de eficiencia energética y una producción de entre 0,8 y 1,6 metros cúbicos de hidrógeno por cada metro cúbico de líquido. Sólo el 1% de la energía producida era necesaria para bombear el agua a través del sistema. Estas nuevas células que realizan la electrólisis microbiana inversa extrae energía a partir de las diferencias iónicas entre el agua salada y el agua dulce.

La tecnología RED para hidrolizar agua requiere 1,8 voltios, es decir, unos 25 pares de baterías. Pero, la combinación de la tecnología RED con bacterias exoelectrógenas (bacterias que consumen materia orgánica y producen una corriente eléctrica) redujo el número de pilas RED a cinco pares. En definitiva, con menos de 0,2 voltios de electricidad se ha logrado liberar el hidrógeno.

Los líquidos biodegradables y los residuos de celulosa son abundantes y, gracias al hidrógeno, se pueden utilizar aguas residuales y subproductos. Esto puede suponer una fuente inagotable de energía. Los investigadores usaron platino como catalizador, pero también observaron que el sulfuro de molibdeno, con una eficiencia energética del 51%, era otro buen candidato.

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