Una tecnología revolucionaria convierte energía solar en vapor para purificar agua en países en desarrollo (vídeo)


La transformación directa de la energía solar en vapor, un logro de científicos de la Universidad de Texas, podría ser la base de una nueva tecnología revolucionaria que permitiera purificar agua potable o sanear aguas residuales a un bajo coste.

El invento ha sido presentado oficialmente por la citada facultad mediante la difusión de una nota de prensa explicativa y de un vídeo demostrativo, que podéis ver al final de este mismo post. ¿Pero, cómo han logrado este pequeño gran milagro?

Según explican los creadores del invento, la clave para transformar energía solar en valor es el uso de nanopartículas metálicas, y el método es tan eficaz que incluso puede producir vapor de agua helada, apuntan.

Vapor solar

La nanopartículas son unas diminutas partículas que pueden absorber gran cantidad de luz y, al hacerlo, se produce un aumento de la temperatura importante que permite una eficiencia energética del 24 por ciento, en torno al 10 por ciento superior a los paneles solares fotovoltaicos.

Así, cuando se eleva la temperatura hasta un nivel de ebullición con gran rapidez, se forma vapor sobre la superficie de cada nanopartícula, y éstas se pueden transformar en agua o diferentes líquidos. De este modo, el proceso finaliza cuando el vapor sale de la nanopartícula y crea nanoburbujas que flotan sobre la superficie, tomando forma de vapor.

Lógicamente, la directora del del proyecto, Naomi Halas, se muestra exultante con los resultados:

Se trata de mucho más que electricidad. Con esta tecnología estamos empezando a pensar en la energía solar térmica de una manera completamente diferente. Vamos a calentar el agua de una escala macro a calentarla a nanoescala.

El vapor es uno de los fluidos más utilizados en la industria, no sólo para producir eletricidad sino para desinfectar productos, alimentos o purificar el agua. En este caso, la tecnología propuesta tiene la gran ventaja de su bajo coste, lo que permitiría aplicarse en los países menos desarrollados. Y, por suerte, está lista para empezar a aplicarse desde ya.

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