La energía renovable interconectada en Europa


Es el ambicioso proyecto que las grandes empresas europeas del sector quieren llevar a cabo: interconectar todo el continente a través de cables subterráneos y submarinos, de modo que la energía limpia y renovable procedente generada gracias al viento pueda ser transportada de unos países a otros.

El proyecto ha sido bautizado como Supergrid y en él participan una veintena de empresas, entre ellas, las españolas REE y ACS. Se trata de combatir unos los problemas de este tipo de energía: la fluctuación en su producción.

La idea es no depender tanto de si sopla el viento o no, de la intermitencia de esta fuente de energía. Se trata de permitir la existencia de flujos eléctricos desde los grandes centros de producción eólica del continente, como como pueden ser los parques offshore en el Mar del Norte, y también la energía solar que se produzca en el sur, hasta las zonas donde más se consume la electricidad. Los países escandinavos, por su parte, tienen una gran generación hidráulica.

La Asociación Empresarial Eólica (AEE) impulsa este proyecto. Emilien Simonot, ingeniero de dicha asociación, comenta que permitirá una mayor integración en red de las energías renovables variables como la eólica o la fotovoltaica, no sólo con los centros de consumo, sino también con zonas de almacenamiento.


En el caso de España, las principal ventaja sería exportar al resto de Europa el exceso de capacidad en energías renovables, especialmente en eólica y solar.

Cuando funcione a pleno rendimiento, quizá en 2050, toda Europa estará interconectada a través de cables que recorrerán el continente de norte a sur y de este a oeste. La primera fase del proyecto instalará los cables que unirán los parques eólicos marinos en el mar del Norte y el mar Báltico. Estos cables no estarán en funcionamiento hasta 2020.

Es necesaria una gran inversión

La construcción de estos tubos para transportar la energía supondrá una inversión de unos 30.000 millones de euros, de los que el 40% corresponden a Gran Bretaña. Ojalá que los recortes presupuestarios en muchos países europeos no produzcan retrasos en el desarrollo de este interesante proyecto.

Otras cuestiones que hay que resolver son la creación de un reglamento que armonice la normativa energética de todos los países implicados y la incertidumbre de las tecnologías de transmisión en corriente continua (cables de HVDC), ya que suponen pérdidas en los tendidos eléctricos.

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