La Agencia Internacional de la Energía (AIE) habló hace nada del impulso que las economías emergentes estaban dando a las energías renovables, haciendo ser optimistas sobre su extensión. Y ahora, en la misma línea, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aseguró los países de América Latina y el Caribe tienen las bases para que se comiencen a invertir de forma masiva en energías limpias como la eólica, fotovoltaica, biomasa, geotérmica y termosolar, entre otras.
Un estudio titulado “Repensando nuestro futuro energético” señala los menores costes y las nuevas tecnologías disponibles como principales impulsos que pueden hacer la diferencia, haciendo muy atractivas las opciones verdes. Es más, los recursos disponibles en la región podrían producir hasta 80 petavatios-hora de electricidad, es decir, casi tres veces el consumo anual de todo México.
La demanda de electricidad se disparará en todo el área en las próximas décadas, pero aún así el potencial eléctrico renovable es más de 22 veces superior que la demanda prevista para el 2050, según el BID.
Cambio de políticas
Pero tener potencial, lógicamente, sólo es tener una parte ganada. Para llegar a cumplirse esa posibilidad, hay que cambiar políticas para impulsar las inversiones en esas fuentes de energía, intercambiar experiencias entre países y, por supuesto, dar tiempo al tiempo. De acuerdo con el BID, una actuación decidida es fundamental para que no quede todo en una quimera a fuerza de no avanzarse lo suficiente.
Queda mucho por hacer y avanzar, tal y como demuestran las cifras globales. Sin ir más lejos, el año pasado Latinoamérica invirtió sólo el 5,4 por ciento de las inversiones mundiales en tecnologías renovables que supusieron un total de 244.000 millones de dólares. Según los expertos, seguirá siendo predominante la hidroeléctrica en las próximas dos décadas, siento del gran reto que se abran paso las energías alternativas.