Los mares y océanos, fuentes de energía renovable

turbinas-submarinas
La producción de electricidad puede ser obtenida a partir de la fuerza de las corrientes oceánicas, las diferencias de temperatura, las idas y venidas de las mareas o, por ejemplo, las olas son una realidad a medias.

Su potencial es enorme, y gracias a la constante investigación, las perspectivas cada vez mejores. Sobre todo, habida cuenta del gran desafío que representan las energías renovables en en este principio de siglo, así como las debilidades de las fuentes eólicas y solares.

Versátil y con un gran potencial

Ambas, como es bien sabido, ofrecen grandes ventajas, pero también son dependientes de las condiciones meteorológicas y del avance de las tecnologías de almacenamiento.

Los parques eólicos marinos, sin ir más lejos, aprovechan la fuerza del viento en zonas marinas para conseguir un alto rendimiento, pero no obtenemos energía a partir del agua en sí. Por contra, sí existen numerosas iniciativas que aprovechan la fuerza del agua para implementar turbinas submarinas, a menudo sobre módulos flotantes.

Ya vimos, por ejemplo, cómo obtener energía aprovechando las altas presiones del fondo del mar y, por su parte, la energía maremotriz es una realidad que sigue teniendo un sinfín de posibilidades de desarrollo.

Su objetivo es aprovechar la dinámica de las mareas para generar electricidad y lo hace de forma muy ventajosa, pero es poco utilizada porque todavía resulta poco rentable.

Por último, no olvidemos que la energía hidroeléctrica también aprovecha la fuerza del agua, en este caso dulce. También es una energía limpia, si bien está llena de peros pues se construyen presas que afectan al medio ambiente y, entre otros problemas, afecta al ciclo global del agua.

De igual modo, podemos encontrar inconvenientes ambientales en las instalaciones que aprovechan las posibilidades que brindan mares y océanos, ya sean implementadas ahora o aquellas que se implementarán en el futuro. Como suele ocurrir, a falta de soluciones redondas, se trata de elegir el mal menor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *