El Gobierno de España prepara un plan para fomentar la compra de vehículos eléctricos. Es una forma de impulsar el consumo y, por tanto, de reactivar la economía. Sin duda, mejor hacerlo a través de coches no contaminantes. Según el borrador del proyecto de ley, se darán subvenciones directas a los ciudadanos que adquieran coches ecológicos. Estas ayudas se encontrarán entre los 2.000 y los 6.000 euros. En 2011, el Estado español destinará 72 millones de euros para este plan. La ayuda total de este plan podría llegar a cerca de los 600 millones de euros.
El borrador prevé que se subvencionen durante 2011 hasta veinte mil vehículos. La ayuda media será de 3.600 euros, según los cálculos previos de la Dirección General de Industria. De este modo, se espera conseguir que el parque de automóviles de España dependerá menos del petróleo, especialmente cuando el coste de esta materia prima sigue subiendo.
El objetivo último del Gobierno es que, en 2014, haya 250.000 vehículos eléctricos circulando por todo el territorio, algo difícil de lograr sólo con subvenciones. Eso supondría que el 1% del parque automovilístico español no contaminaría. Algunos estudios prevén que para 2020 habrá un parque de 1,5 millones de vehículos eléctricos nuevos.
La parte negativa del plan llegará a la hora de realizar el papeleo que permita recibir una subvención. El aumento de la burocracia es seguro y tendrá un coste estimado de 740.000 euros. Este plan, que desarrollará el Ministerio de Industria, se financiará con fondos de los Presupuestos Generales del Estado, sin que las comunidades autónomas tengan que costearlo.
Las empresas también se beneficiarán de las ayudas. Las furgonetas eléctricas se podrán beneficiar de ayudas de hasta 5.700 euros; los microbuses eléctricos y los furgones, de hasta 15.000 euros; y los autobuses de hasta 30.000 euros. Como máximo, una empresa podrá beneficiarse de subvenciones de hasta 200.000 euros en su flota de vehículos.
En definitiva, con el nuevo Plan 2000E se trata de afrontar dos problemas: la crisis económicas que sufren los fabricantes y los vendedores de vehículos y, en segundo lugar, reducir la dependencia del petróleo mientras se fomenta las energías limpias, dentro del plan de ahorro energético e impulso de una economía sostenible.