Una enzima hace que los biocombustibles contaminen menos


El Departamento de Química Orgánica de la Universidad de Córdoba (España) ha publicado un artículo en la revista Catalysis Today en la que explica cómo resolver el problema de la contaminación producida cuando se elabora biocombustible. Se trata de sustituir, en la fórmula inicial, lo que funciona como catalizador, la sosa cáustica, por una enzima utilizada habitualmente por la industria agroalimentaria en la producción del pan.

La producción de biocombustibles es muchísimo más respetuosa con el medio ambiente que la elaboración de hidrocarburos procedentes del tratamiento del petróleo, pero eso no significa que no contaminen absolutamente nada. La reacción química entre el metanol y las grasas vegetales empleadas rompen unas moléculas que se transforman en otras: tres de biodiésel y una de glicerina, componente que no se puede usar en los motores de los coches.

Para eliminar la peligrosa glicerina del biocombustible se emplean grandes cantidades de agua, que además, se contamina con hidróxido sódico para acelerar el proceso en el ámbito industrial.

La investigación de procesos alternativos más ecológicos capaces de evitar la producción de esos contaminantes ocupa en la actualidad a muchos laboratorios. Uno de ellos es el Departamento de Química Orgánica de la Universidad de Córdoba, que acaba de dar con una solución al problema: sustituir en la fórmula inicial la sosa cáustica y usar como catalizador biológico las lipasas, enzimas presentes en casi todos los seres vivos. El tipo de lipasas utilizada en las pruebas son usadas de forma habitual por la industria agroalimentaria para elaborar pan.

Según el estudio de los investigadores cordobeses, la nueva reacción bioquímica logra por cada triglicérido, dos moléculas de biodiésel y una de monoglicérido, una molécula de propiedades similares al biodiésel e inocua para los motores.

Este grupo de investigación ya había probado con éxito que la lipasa pancreática del cerdo, patentada por la Universidad de Córdoba, servía para este proceso. Pero no era recomendable en su uso industrial por el elevado coste que suponía. Así, la gran novedad es que la nueva lipasa empleada por los científicos cordobeses tiene un bajo precio, lo que la hace asequible en el mercado.

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