Carrera mundial por aumentar la eficiencia en células solares


España, país de contrastes. Un territorio que recibe muchísimas horas de Sol en cualquier época del año (no hace muchos años se promocionaba el turismo del país con un logo que representaba un Sol), perfecto para impulsar la energía solar. Un país en el que las grandes empresas eléctricas, con la connivencia de los dos mayores partidos políticos, PP y PSOE, ha decidido no seguir impulsando este tipo de energía sostenible, renovable y limpia.

Las pequeñas y medianas empresas de energía solar en España están pasándolo mal, pero, en cuanto a la investigación en el sector, es un país puntero. España, país de contrastes. No se desarrolla la solar, pero se buscan métodos y tecnologías para que sea más eficiente. Quizá se aprovechen otros países, empresas de otras partes del mundo.

Antonio Luque es uno de estos investigadores. Fue pionero de la energía fotovoltaica en los años setenta del siglo XX, tras la crisis del petróleo. Ahora tiene 71 años y lidera en la Universidad Politécnica de Madrid un proyecto europeo de energía limpia con placas fotovoltaicas. Es un equipo de trescientas personas repartidas en dos continentes. Es optimista (algo muy necesario en los tiempos que corren): si todo sale bien, se formará una industria tan grande en volumen de negocio como la del automóvil.

Cinco países de la Unión Europea (España, Reino Unido, Italia, Alemania y Francia) colaboran por primera vez con Japón en el proyecto Nueva Generación de Fotovoltaica de Concentración. Es una carrera por encontrar la clave de la alternativa energética al petróleo. Algo similar a lo que ocurrió en el siglo XX con la carrera por la conquista del espacio.

La otra gran potencia, una vez más, es Estados Unidos. El más eficiente y rápido en desarrollar la tecnología (y el negocio) será el vencedor. Aunque, en realidad, todo el planeta saldrá beneficiado. En la actualidad, las células solares más eficientes convierten en electricidad un 30% de los rayos solares que reciben. Se trata de aumentar esa eficiencia. El equipo de la Universidad Politécnica de Madrid podría llegar a lograr una eficiencia del 45%. La clave está en usar lentes que permitan que la célula siga captando la misma energía con un tamaño hasta mil veces menor.

El Instituto de Energía Solar, que dirige Luque, tiene la azotea llena de paneles con cristales y lentes que se mueven a lo largo del día. En el interior, los laboratorios. El proyecto cuenta con una inversión de 20 millones de euros. ¿Mucho? En Estados Unidos hay diez proyectos que manejan un presupuesto parecido.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *