Llama la atención el prototipo que está desarrollando la marca Citroën, que parece querer decir que un coche ecológico no significa que esté exento del más vaguardista diseño. Tan vanguardista que el público parece reaccionar con un cierto rechazo ante el nuevo concepto.
El Citroën C-Cactus se presentó en el Salón del Automóvil de Barcelona en versión totalmente eléctrica, es decir, que se presentaba un automóvil de cero emisiones de dióxido de carbono. Como ya viene siendo habitual en los nuevos modelos de coches eléctricos, las prestaciones son más que suficientes para el día a día: una autonomía de 150 kilómetros y una velocidad máxima que llega hasta los 110 km/h (vaya, justo lo que marca la nueva legislación española, ¿para qué más, si está prohibido?).
Pero lo que sorprende es su diseño. Por fuera, quizá recuerde un poco al mítico Mini, tal vez algo más alargado. Y, en el interior, un diseño muy futurista, sin cuadro de mandos al uso y con materiales verdes, esto es, reciclados y reciclables en su mayor parte.
Sus baterías de iones de litio permiten que pueda ofrecer una autonomía de 150 kilómetros, aunque hay que señalar que ésta depende del estilo de conducción.
Pero más allá del arriesgado diseño (sospecho que mucha gente no está preparada para algo tan innovador), el Citroën C-Cactus posee gran valor por los criterios ecológicos con los que ha sido fabricado. En el interior, prescinde de cualquier elemento decorativo, por innecesarios (además, se basa en bajorrelieves de florecillas, pajaritos y mariposas) y los materiales son reciclados, reciclables o biodegradables. El parabrisas y los neumáticos son reciclables, las alfombrillas están hechas a partir de recortes de cuero, y otras partes del coche se han elaborado con materiales como corcho o lana.
Y una última curiosidad: la llave del coche es un reproductor de MP3. Un coche para el futuro. ¿Demasiado avanzado para el presente?