La falta de una regulación estable sumada a la actual crisis económica son un cóctel nefasto para que la frágil flor de la energía eólica nos crezca sana y bonita. Por contra, tenemos un panorama desolador o, mejor podríamos decir desalentador en España con respecto a esta energía verde que, según la Global Wind Energy Outlook (GWEC), se está marchitando a pasos agigantados e inevitables.
De acuerdo con el último informe presentado de el GWEC, el crecimiento del mercado eólico español perdió fuelle y fue «sólo modesto» debido a la recesión económica. Además, apunta que la moratoria a las renovables y la nueva regulación española que grava el sector ponen a la eólica contra las cuerdas, en una situación «más que incierta».
A nivel mundial, sin embargo, el futuro se adivina prometedor, con una cobertura del 12 por ciento de la demanda de electricidad mundial en 2020, lo que supondrá la creación de 1,4 millones de puestos de trabajo y un ahorro de emisiones equivalente a más de 1.500 millones de toneladas de C02 al año, según la Asociación Empresarial Eólica (AEE). En conjunto, el GWEC cifra en 240.000 MW la potencia eólica instalada en todo el mundo, y pronostica un incremento de 40.000 MW para todo 2012.
Tercer país con más potencia nueva en 2011
El informe deja un buen sabor de boca para España en su clasificación de países de la Organización de Crecimiento y Desarrollo Económico (OCDE), situándola en el tercer lugar como nación con más potencia eólica instalada nueva en 2011, sólo por detrás de Alemania y Reino Unido.
Francia y Suecia quedaron en cuarta y quinta posición, respectivamente, según la última edición del Global Wind Energy Outlook (GWEO), llevada a cabo por el GWEC y Greenpeace.
Las instalaciones del líder germano fueron de 2.086 megavatios (MW) eólicos durante el 2001, seguidos de 1.293 MW en Reino Unido, de nuestros 1.050 MW y de los 950 MW de Italia o los 763 MW de Suecia.