El sector de la biomasa en contra de la nueva política energética de España


Los miembros de la Alianza por la Bioenergía han analizado el empleo y las inversiones que se perderán en España debido a la nueva ley que regula las energías renovables. A su juicio, el Real Decreto supone mayor dependencia energética para el país y un aumento de los costes energéticos mientras suban los precios del petróleo y el gas natural, como sucede y se prevé que siga sucediendo.

La Alianza por la Bioenergía destaca que la biomasa aporta importantes ventajas. Es más barata que los combustibles fósiles, contribuye al mantenimiento de los ecosistemas forestales y a la gestión de subproductos y residuos industriales y agroindustriales, fomenta y valoriza los sumideros de carbono y, socialmente, genera mucho empleo de forma continua: hasta 135 empleos por cada 10.000 habitantes, frente a 9 derivados del uso de combustibles fósiles (datos de AEBIOM y FAO).

La Alianza por la Bioenergía expone algunos argumentos para que el Real Decreto 1/2012 sea derogado.

La potencia instalada está muy alejada de los objetivos. No llega ni al 40% del objetivo marcado en el RD 661/2007. Por ejemplo, el biogás de origen agroganadero sólo cuenta con 16 plantas operativas que acumulan 9,5 MW instalados, apenas un 10% del objetivo.

La incertidumbre dañará a toda la industria. El tejido industrial español que ha apostado por la innovación tecnológica es capaz de suministrar el 100% de la inversión en equipos e ingeniería asociado a estos proyectos, pero si éstos se acaban, puede suponer un grave perjuicio económico no justificado, sobre todo en proyectos que ya habían solicitado inscripción en el registro de preasignación dentro del último trimestre anterior. Son casos en los que el inversor cumplió los requerimientos de la legislación vigente hasta el momento de la presentación del expediente (RDL 06/09) y ahora dicho procedimiento ha sido suspendido.

La valorización energética de la biomasa agrícola soluciona problemas como la eliminación de restos de cosecha o de los productos de las labores de mantenimiento de las plantaciones leñosas (olivo, viñedos, frutales, etc). Estos residuos, si no se valorizan para energía, se quemarán al aire libre, dañando al medio ambiente y contribuyendo al efecto invernadero.

Los cultivos energéticos leñosos y la instalación de centrales eléctricas con biomasa suponen un enorme impulso al desarrollo rural: ponen en cultivo tierras no utilizadas para producir alimentos, crean empleos diversificados y posibilitan la continuidad de la actividad del sector agrario.

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