No hay que ser un lince para intuir, saber, e incluso corroborar, que el anuncio de retirada de la energía solar de Siemens tiene mucho que ver con el dumping de la industria china, tras verse sometido el sector a la feroz competencia del país asiático.
No cabe duda de que los precios por debajo del coste de producción (dumping) están haciendo mucho daño a los fabricantes europeos del sector, y éste es un caso más de empresa que decide cerrar tras intentar una venta a la desesperada que, finalmente, resulta infructuosa.
En concreto, Siemens anuncia que cesará su actividad en fotovoltaica tras no prosperar la puesta en venta de la división, que emplea a 280 trabajadores, sobre todo en Israel, tras adquirir en 2009 la compañía israelí Solel Solal por cerca de 300 millones de euros. Un negocio que, finalmente, ha salido rana, sobre todo si consideramos que sus actividades en el sector le han costado alrededor de 1.000 millones de euros desde su introducción hace cuatro años
Pérdidas millonarias de Bosch
El pasado mes de octubre Siemens ya anunció querer abandonar el negocio, pero todavía confiaba en vender, algo que ahora descarta tras decidir una suspensión de actividad progresiva que finalizará de forma total en la primavera del 2014.
La industria solar alemana no está en su mejor momento a consecuencia de esta inundación de productos chinos más baratos. Si, por un lado, Siemens pone pies en polvorosa cerrando el negocio y abandonando también el proyecto de energía solar Desertec, Bosch se ve en las mismas taras haber perdido 2,4 millones de euros desde 2008.
De hecho, la empresa alemana Bosch quiere vender o dar por finiquitadas sus actividades fotovoltaicas, desempeñadas por su división Solar Energy, que emplea a 3.000 personas. Sin duda, la crisis no perdona, si bien los aranceles impuestos a los paneles chinos intentan mejorar las cosas. Su provisionalidad y posible retirada, sin embargo, no generan confianza.