Aeroméxico cruza el Atlántico con biocombustible


No hay duda de que los biocombustibles evitan la emisión de una enorme cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera y, con ello, se ayuda a mitigar los efectos nocivos del cambio climático. Además, se reduce la dependencia del petróleo. Pero no es menos cierto que, en muchos casos, esos biocombustibles proceden de materias primas que sirven de alimento y que su uso puede encarecer la comida en países a los que no les sobran los recursos básicos.

Hace poco se produjo un vuelo histórico. Un vuelo que cruzó el Atlántico, desde Ciudad de México hasta Madrid, propulsado, en parte, con biocombustible. Es un hito para la aviación y para el medio ambiente. Pero algunas organizaciones ambientalistas están avisando que este camino puede encarecer alimentos básicos y llevar a pasar hambre a buena parte de la población de un país como México. Hay que llegar a un equilibrio.

El avión que ha hecho este vuelo ha sido un Boeing 777-200ER, de la aerolínea Aeroméxico. Para impulsarse usó una mezcla de turbosina tradicional y otra procedente del tratamiento de la planta de jatrofa. El avión transportó a 155 pasajeros y logró ahorrar una tonelada y media de combustible procedente de petróleo.

Pero, por otro lado, organizaciones mexicanas afirman que, en su país, 52 millones de personas son pobres, según las cifras oficiales. Y el uso masivo de biocombustibles puede encarecer los alimentos.

Hay un tercer argumento en esta complicada polémica. Algunos de los cultivos que se pueden usar para elaborar biocombustibles, como el que se ha usado en este vuelo, la jatrofa, es capaz de crecer en tierras áridas o en proceso de agotamiento, lo que puede suponer, por tanto, una oportunidad para miles de campesinos pobres.

No hay otra solución que llegar al equilibrio. Se trata de utilizar tierras marginales para cultivar la materia prima con la que se elaborará el biocombustible, además de reforestar tierras y gestionar las plantaciones de forma sostenible. En todo caso, en el corto plazo, el sector de la aviación no puede dejar de usar combustibles fósiles debido al precio mucho menor con respecto a los biocombustibles.

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