Células fotovoltaicas producidas con vino

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Cada vez es más habitual que se aprovechen residuos para obtener nuevos materiales o reutilizarlos con diferentes finalidades. Y también sucede con el vino. Y es que, ahora, una nueva investigación ha demostrado que las sobras del vino son de gran utilidad en el sector energético. En concreto, pueden utilizarse para la producción de células fotovoltaicas y producir energía renovable.

Investigación

El proyecto de investigación se ha centrado en producir una célula fotovoltaica en cuya fabricación se han empleado residuos de la vinificación. Una iniciativa con la que se ahonda en la economía circular en el sector porque permite poner en valor esta basura para transformarla en un producto útil.

Esta célula fotovoltaica, que ha sido presentada recientemente en la feria Vinitaly de Verona, permite aprovechar los residuos del procesamiento y clarificación de los vinos para fabricar estas células con colorantes orgánicos.

Y es que el tinte que se extrae del proceso de vinificación está preparado para captar la luz solar, inyectando electrones al semiconductor, que son capaces de atravesar el círculo externo. Así se produce una corriente eléctrica renovable y sostenible.

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Este desarrollo podría ser una alternativa a los sistemas tradicionales empleados en la energía solar fotovoltaica en la que se utilizan células fotovoltaicas, que se basan en el silicio.

La principal ventaja de este proceso es que sería mucho más económico y también más sostenible por su menor impacto ambiental. Igualmente, sería un proceso mucho más eficiente al transformarse estos restos de vino en un recurso ecológico con capacidad de producir energía de tipo renovable.

Los artífices del producto

Esta investigación ha sido llevada a cabo dentro del proyecto Cheers de la Universidad de Venecia Ca’Foscari en el que se ha contado con la colaboración del grupo de investigación Nuevos Materiales Inorgánicos del Departamento de Química Inorgánica de la Universidad de Málaga, así como la Universidad de Udime y la Vinícola de Serena. El proyecto cuenta con financiación de la Comisión Europea a través del Fondo Social Europeo.

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