Edificios con paredes, techos y ventanas solares


Con la tecnología actual, la producción de energía no es necesario que esté en manos de unos pocos. El modelo en el que unas pocas multinacionales controlan la generación y distribución de electricidad y de carburantes ya no tiene sentido. Cada edificio puede ser una pequeña central eléctrica. Cada ciudad puede generar la energía que necesita de forma autosuficiente.

Paneles solares, sistemas de calefacción mediante la energía del Sol o la biomasa, aerogeneradores, geotermia… El autoabastecimiento energético no es ninguna utopía. En este sentido, en Australia, trabajan en el diseño de una casa totalmente sostenible desde le punto de vista energético gracias al Sol.

En el proyecto australiano, colaboran varias universidades e industrias, que han formado el consorcio Victorian Organic Solar Cell. Este grupo ha recibido millones de dólares australianos para desarrollar una idea: que la energía solar en los hogares, no sólo se obtenga de los tradicionales paneles solares fotovoltaicos, sino también de otros ultradelgados que se pueden adosar a paredes, ventanas y techos. Edificios completamente solares.

Es lo que se conoce como paneles solares orgánicos, que pueden imprimirse sobre casi cualquier superficie, incluyendo materiales flexibles. Otra de las tecnologías que desarrollan e investigan es la de células solares sensibilizadas con colorante, que generan electricidad valiéndose de un principio foto-electroquímico.

Este tipo de paneles tienen una gran ventaja: se pueden instalar casi en cualquier lugar y sobre casi cualquier material, ya que no dependen de una superficie fija, dura y amplia. La energía solar sensibilizada con colorantes se basa en la nanotecnologia, con capas de óxido de titanio de 20 micrones pintadas sobre una base, a la que se les unen moléculas de colorante que absorben la luz. Las partículas de óxido de titanio son muy pequeñas y porosas, por lo que crean una superficie amplia para las moléculas de colorante, que son las que tienen la capacidad de crear electricidad.

La tecnología no es nueva. Se investiga desde hace unos veinte años. Pero el proyecto de la Universidad de Monash tiene muchas posibilidades de que sea viable desde un punto de vista comercial. Han conseguido que las moléculas de colorante se regeneren y sigan generando electrones, aumentando así la eficiencia energética y la durabilidad de este tipo de celdas solares.

Australia es un país con muchas horas de Sol donde se podrían aprovechar estas nuevas tecnologías solares.

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