Energiewende en Alemania: enorme inversión en eólica


Mientras Alemania pide (u obliga) a otros países (especialmente, a los países del sur de Europa) a controlar su déficit público, reduciendo el estado de bienestar, el país germano ha decidido crear un ambicioso plan para desarrollar las renovables, en especial, la energía eólica. No se puede les reprochar nada: cada país gasta su dinero como quiere y, si Alemania ha decidido invertir en eólica, sólo queda aplaudir tal decisión.

Por otro lado, con este plan queda claro que su objetivo de desmantelar las centrales nucleares no es ningún farol. Todo lo contrario, la Energiewende prueba que han empezado a llevarlo a cabo.

El ambicioso objetivo del Gobierno alemán es generar con renovables el 80% de la electricidad en 2050. Para ello, se planean 3.800 kilómetros de autopistas energéticas y millonarias inversiones durante los próximos diez años.

En la actualidad, el 80% de la energía consumida por Alemania procede de fuentes fósiles y nucleares. Se trata, por tanto, de darle la vuelta a la tortilla. Las renovables (eólica, hidráulica, biomasa y solar) generan sólo el 20% de la electricidad. La idea es aumentar este porcentaje paulatinamente: un 35% en 2020 y un 80% en 2050. Energiewende significa reconversión energética. Pero más allá del ámbito energético, es una estrategia para combatir la actual crisis económica: se reactivará la economía y se creará empleo. Esta estrategia estará respaldada por inversiones millonarias.

Ningún otro país industrializado está apoyando de tal modo las renovables. Alemania será líder del sector renovable en unas pocas décadas. Y, seguramente, será, gracias a esta apuesta, líder económico y una potencia mundial (o, más bien, se mantendrá como una de las potencias mundiales).

Aunque se invertirá en varias renovables, la clave del cambio es la energía eólica. En la actualidad, genera el 8% de la electricidad. Ha triplicado la producción en diez años. Para 2030, duplicará lo que hoy producen las nueve centrales nucleares que aún funcionan. La última central nuclear cerrará en 2022. Hay 29 parques eólicos marinos aprobados, 26 en el Mar del Norte y 3 en el Báltico. Pero hay otros cien proyectos esperando aprobación, con una gran demanda en el sur del país.

Para que todo este nuevo sistema energético funcione, se necesita ampliar las estructuras. Así, durante los próximos diez años, se van a construir 3.800 kilómetros de nuevas redes de muy alta tensión. Otros 5.400 kilómetros de las actuales líneas serán optimizados con nuevos cables capaces de soportar un mayor tráfico de electricidad.

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