La buena salud de las renovables


Las energías renovables tienen futuro. A pesar de algunas normativas erróneas, a pesar de las quejas de algunos empresarios, a pesar de que siempre habrá algún pesimista que sólo ve el vaso medio vacío. Algunos datos y declaraciones así lo demuestran.

Si el petróleo llega a 160 euros el barril, como ya ha pasado, muchos parques eólicos que funcionan más de dos mil horas al año ya serán competitivos respecto a las plantas de ciclo combinado, incluso sin recibir primas. Se podría añadir a estas declaraciones de Alberto Ceña, director técnico de la Asociación Empresarial Eólica, que cualquier renovable, en el largo plazo, va a ser más rentable que el petróleo. La razón es muy sencilla e irrebatible: el petróleo se va a acabar. Y, cuanto más cerca estemos de su agotamiento, más caro será.

El sector de la energía limpia está emergiendo como uno de los más dinámicos y competitivos del mundo, y es testigo de un crecimiento del 630% en financiación e inversiones desde 2004. Es decir, que las grandes inversiones se llevan haciendo en los últimos años. Este sector acaba de empezar a despegar ahora.

Los costes de producir energía fotovoltaica se están reduciendo cada vez más debido a la mayor eficiencia de las células solares, a las menores necesidades de materias primas para las células (el silicio) y otros avances en I+D+i. La innovación en este sector seguirá avanzando y reduciendo costes. Como tecnología nueva que es, queda mucho por mejorar. Sólo hace falta tiempo. El futuro nos depara nuevas tecnologías más baratas, mientras que el petróleo se agota.

Por cada kilovatio renovable que se consume, nos ahorramos importaciones de gas y petróleo y emisiones de dióxido de carbono. Estas importaciones equivalen a dos terceras partes del déficit comercial. Las renovables tienen mucho valor más allá del meramente económico. Permiten el autoabastecimiento energético de un país, equilibran su balanza comercial, benefician al medio ambiente y mitigan el cambio climático.

Para el 2020, la energía solar termoeléctrica puede ver reducidos sus costes de generación hasta en un 50%, mientras que la solar fotovoltaica alcanzará esta misma década la paridad con el coste de la red. Es decir, serán rentables sin necesidad de ayudas o subvenciones. Esta fuente de energía es la que tuvo el crecimiento más sólido en el ámbito mundial, especialmente por los proyectos residenciales en pequeña escala. Cualquier ciudadano puede poner un panel en su casa.

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