La Comisión Europea exige más puntos de carga para eléctricos


¿Qué pasa en España que pocos, muy pocos conductores compran un coche eléctrico? Sí, la crisis. Pero no se puede echar la culpa sólo a la crisis. La Comisión Europea no está contenta con la evolución de este mercado y quiere impulsar la venta de vehículos eléctricos.

Como parece que una de las principales razones que esgrimen los usuarios es la falta de una estructura de carga, la Comisión Europea exige a España multiplicar por sesenta, de aquí a 2020, los puntos de recarga para coches eléctricos abiertos al público. Tendrían que pasar, por tanto, de los 1.356 actuales a 82.000.

El Gobierno español prevé (de forma optimista, me parece) que en 2020 haya 2,5 millones de coches eléctricos circulando en el país. La Comisión Europea exige, además, que los puntos de carga ofrezcan el estándar de carga de la Unión Europea, el denominado enchufe de tipo 2. Se trata de que cualquier vehículo pueda recargarse en cualquier electrolinera de Europa. En la actualidad, hay dos tipos principales de enchufes.

Hay que señalar que España es, junto con Alemania, Francia y Holanda, uno de los países donde existen más puntos de carga. El resto de países también tienen que multiplicar sus electrolineras: Alemania tiene 1.937 y deberá pasar a ofrecer 150.000; Italia, de 1.350 a 125.000; el Reino Unido, de 703 a 122.000; y Francia, de 1.600 a 97.000. Una Europa llena de puntos de carga para que ningún conductor de eléctricos se quede tirado en mitad de la carretera.


La medida es parte de una estrategia más amplia sobre combustibles limpios que quiere implementar el Ejecutivo europeo. Se prevé que el coste de esta red de puntos de carga para eléctricos sea de unos 8.000 millones de euros.

Las razones del fracaso de los vehículos eléctricos

Para la Comisión Europea, el coche eléctrico no despega por tres razones principales:

  • El alto coste de los vehículos
  • La escasa aceptación de los consumidores
  • La falta de puntos de carga

La creación de la red de puntos de carga puede impulsar a inversores y fabricantes a fabricar más vehículos limpios a precios más razonables, lo que, a su vez, impulsará las compras de los consumidores. Más allá de la movilidad eléctrica, el objetivo a medio o largo plazo es reducir la dependencia del petróleo de la Unión Europea.

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