Más que una manera ecológica de obtener energía, que también lo es, para las poblaciones indígenas disponer de paneles solares fotovoltaicos para autoconsumo supone una gran ayuda que les permite sobrevivir como tales, es decir, seguir adelante como grupo fiel a su cultura y formas de vida. Así lo cree, al menos, Juan José del Valle, responsable del departamento técnico de Ecooo con una larga experiencia en instalar placas solares a numerosos grupos autóctonos de la Amazonía ecuatoriana.
Según del Valle, la posibilidad de autoabascecerse con recursos básicos como es la energía, para ellos no sólo significa una opción verde sino, sobre todo, la manera de tener unas condiciones de vida dignas sin verse obligados a emigrar a las ciudades o a abandonar sus hábitos de vida, y al mismo tiempo resulta totalmente compatible con sus principios de enorme respeto por el medio ambiente o entorno.
Se da la circunstancia de que las comunidades indígenas suelen vivir en lugares aislados, incluso remotos, donde la red eléctrica no llega y, de hacerlo, supondría un destrozo ambiental tremendo y exigiría un gran espacio que afectaría a los mismos poblados. Por lo tanto, lo deseable, siempre de acuerdo con este experto, es la fotovoltaica. Gracias a los paneles solares, los lazos comunitarios se refuerzan y, a largo plazo, garantiza o, como mínimo, permite la viabilidad de sus asentamientos.
De cara a futuras generaciones, también resulta mucho más atractivo para los más jóvenes, que en muchos casos deciden hacer su vida con los suyos, en lugar de emigrar a la ciudad. Pero eso no es todo, porque también gracias a esta fuente de electricidad mejora toda una serie de cosas, como por ejemplo la educación. Curiosa pero lógicamente, del Valle relata que los profesores que acuden a ayudarles “también agradecen esta mayor habitabilidad y permanecen más tiempo con ellos”, apunta.