La «tragedia fotovoltaica» provoca dramas personales


La ruina de los pequeños inversores de la energía fotovoltaica provocada por los recortes del sector es objeto de denuncia por parte de la Asociación Nacional de Productores de Energías Renovables (Anpier). Pero su campaña de testimonios de particulares que han sufrido esta «tragedia» sólo es la punta del iceberg, apuntan.

La campaña presentada por Anpier es como una descarga eléctrica, pues más allá de los tres testimonios presentados, si pone los pelos de punta es por la dimensión del problema que, según la asociación afecta a la escalofriante cifra de 55.000 los pequeños productores.

Detrás de cada una de las plantas fotovoltaicas afectadas hay «miles de pequeñas tragedias» que son consecuencia de la política energética actual. En concreto, el colectivo afirma haber sufrido una pérdida del 40 por ciento de los ingresos que hasta ahora garantizaba el Estado, lo que les ha llevado a la «quiebra económica y desesperación personal».

Algunos casos

Uno de los casos elegidos para sensibilizar a la sociedad sobre el tema es el de Ángel Miralda Ferré, barcelonés de 65 años, que invirtió su prejubilación e hipotecó su vivienda para obtener una renta que ahora no sólo no tiene, sino que además ha de seguir pagando la instalación con su pensión y corre el riesgo de deshaucio.

Juan José Palau Gramaje, valenciano de 38 años, es otro ejemplo similar, y también hipotecó su casa, o el del zamorano Juan Manuel Valvuena, de 47 años, que vendió su negocio para invertir en solar, con idénticos resultados catastróficos.


Como colofón, Anpier señala indignada que estos dramas no tienen razón de ser si consideramos el contrapunto de las hidroeléctricas. «Son dramas miles de vidas anónimas que contrastan con los cifras de beneficios exhiben las eléctricas españolas, y que no han cesado ni siquiera en las recesiones».

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