La Unión Europea limitará la producción de biocombustibles a partir de cultivos alimentarios


La Unión Europea quiere estimular la producción de biocombustibles, pero no de cualquier tipo. Se trata de centrar los esfuerzos en la producción de combustibles a partir de residuos, de modo que no se use como materia prima para este fin cultivos de alimentos. Para ello, la Comisión Europea ha hecho pública una propuesta para limitar a un 5% el uso de biocombustibles elaborados a partir de cultivos alimentarios.

Con esta medida se quiere fomentar el desarrollo de biocombustibles alternativos, los conocidos como biocombustibles de segunda generación, que se generan a partir de materia prima no alimentaria, como desechos o paja.

Todo biocombustible, ya sea el obtenido a partir de cultivos como el obtenido a partir de desechos, emite menos gases de efecto invernadero que el uso de combustibles fósiles, por lo que contribuye a mitigar el cambio climático. Sin embargo, los biocombustibles obtenidos de cultivos alimentarios como el maíz, la mandioca, la soja, la remolacha o los cereales, tienen un perjuicio indirecto: hay que reconvertir la tierra, es decir, cambiar su uso.

Las tierras que solían usarse para cultivos destinados a producir alimentos para las personas pasan a ser usadas para cultivos destinados a la producción de biocombustibles y, por tanto, se reduce la disponibilidad de alimentos. Pero hay otras consecuencias negativas en la reconversión de tierras.

A medida que el mercado de los biocombustibles ha ido creciendo, ha quedado claro que no todos emiten la misma cantidad de gases de efecto invernadero. Estudios científicos recientes han demostrado que, si se tiene en cuenta el cambio indirecto del uso de la tierra, por ejemplo, cuando la producción de biocombustible hace que la producción de alimentos o piensos se desplace a tierras que previamente no eran de labor, como las superficies forestales, algunos biocombustibles ocasionan tantas emisiones de gases de efecto invernadero como los combustibles fósiles a los que sustituyen. Así, no se soluciona el problema que se quiere resolver.

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