Nuevo biocombustible completamente compatible con la gasolina


Diferentes equipos investigadores siguen buscando una combinación de materiales ecológicos, que no sirvan como alimento y baratos para producir biocombustibles. En la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), en Estados Unidos, han conseguido modificar genéticamente con éxito microbios capaces de digerir la celulosa y producir isobutanol, un hidrocarburo con una densidad de energía, índice de octano y presión de vapor similares a la gasolina.

El nuevo biocombustible puede, por tanto, mezclarse con gasolina en cualquier proporción para usarse en los motores de cualquier automóvil propulsado por esa fuente de energía. Habitualmente, para producir bioetanol, se usan como materias primas el almidón y azúcares provenientes de la caña de azúcar o la remolacha.

Con la tecnología del almidón y los azúcares, bien conocida e implantada en todo el mundo, se alcanza una producción próxima a 30 millones de tonelada anuales en todo el mundo. Existe otra tecnología más innovadora y totalmente sostenible de producción de etanol que usa celulosa como material prima, componente que se encuentra fácilmente en casi cualquier materia vegetal y, por tanto, se convierte en la materia orgánica más abundante del planeta. Pueden ser de madera o residuos agrícolas sólidos, por ejemplo.

El nuevo método parte del proceso con celulosa. Pero cambia en que se elabora con la producción selectiva de isobutanol en vez de etanol. Este alcohol, de peso molecular más elevado, es un mejor candidato para reemplazar la gasolina en los motores de combustión debido a que presentan una densidad de energía, índice de octano y presión de vapor similares a la gasolina. Además, el isobutanol derivado de la celulosa no es higroscópico, por lo que puede mezclarse con la gasolina en cualquier proporción. En resumen, este tipo de biocombustible no supone ninguna modificación de la red de distribución o de los tanques de combustible de los propios vehículos, e incluso puede utilizarse directamente en los motores de los automóviles sin ningún tipo de modificación. No habría que realizar, por tanto, ningún proceso de adaptación.

La producción selectiva de isobutanol en lugar de bioetanol a partir de biomasa celulósica puede ser un avance sin precedentes en la fabricación de combustibles líquidos de transporte y puede convertirse en una opción de futuro para cualquier país en que el sector del transporte dependa esencialmente de las importaciones de petróleo.

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