China desarrolla la energía eólica frente a la nuclear


China acapara a menudo la actualidad tanto por contaminar como nadie (es un productor de carbón de primer orden y sus ciudades viven envueltas en polución) como por invertir en energía renovable. En esta ocasión no hablamos de la geotérmica ni de la solar, sino de la eólica como alternativa a la nuclear, una elección apoyada por las cifras de los últimos años.

El impulso que China está dándole al sector eólico en detrimento de la energía nuclear ha sido decisivo desde que Japón sufrió su desastre nuclear en Fukushima, en marzo del 2011. Además de dejar de aprobar nuevos reactores nucleares, moratoria que se suspendió en el 2012, se ha apostado por las turbinas de viento hasta lograr superar a la energía nuclear como fuente de energía eléctrica.

Durante 2012, las plantas eólicas resultaron más productivas que las centrales nucleares, pero su crecimiento no ha llegado a su techo, sino todo lo contrario. Todavía en ciernes, la energía eólica tiene un futuro prometedor, que podría ser predominante como fuente de electricidad si prosiguen las políticas.

Un ritmo imparable

Desde el 2007, el crecimiento de la energía eólica es explosivo, con un ritmo de un 80 por ciento anual, frente al 10 por ciento experimentado por la energía nuclear en aquél mismo año. Actualmente, tras la moratoria aprobada en octubre del 2012, se exigen diseños de reactores de Generación-III, un modelo que exige tan estrictas medidas de seguridad que su producción está sufriendo retrasos por inexperiencia.


Sea cual fuere el futuro de la nuclear, la energía eólica va avanzando camino a pasos agigantados. La sección de la red de producción eléctrica nacional que bebe de la fuerza del viento no deja de ampliarse y a finales del 2012 el 80 por ciento de los más de 15.500 megavatios de capacidad eólica se derivaron a la misma. En el 2015, se quiere cumplir la meta de conectar 100.000 megavatios a la red y los pronósticos más optimistas creen que en el 2020 se llegará a los 200.000 megavatios.

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