Las algas son la mejor alternativa a los combustibles fósiles


Los biocarburantes más usados hasta ahora, si bien presentan el gran beneficio de sustituir a los combustibles fósiles, elaborados con una materia que se agotará tarde o temprano y que, además, es mucho más contaminante, también están envueltos en polémica: se está usando toneladas de materia prima para hacer funcionar vehículos en vez de usarla para alimentar a la gente. Además, hay que añadir que, en los últimos años, hay escasez de tierra cultivable: cada vez somos más gente en este planeta, ya hemos superado la cifra de los 7.000 millones de personas poblándolo.

Así, los expertos cada vez tienen más claro que hay que apostar por otro tipo de combustibles que, del mismo modo, puedan sustituir a los fósiles, pero que no afecten negativamente a la seguridad alimentaria mundial. Numerosos investigadores apuestan por las algas. No sólo porque pocas personas se alimentan de ellas, sino porque son mucho más eficientes debido a su bajo contenido en celulosa, que hace que el proceso de convertirlas en metano a través de la degradación biológica sea más fácil.

Lars Brunner recoge diferentes tipos de algas en la isla de Seil, en Escocia, para determinar cuáles son las más eficientes energéticamente y usarlas como biocombustible. No se trata de recoger especies salvajes sin control. Lo que se busca es encontrar las más efectivas y, aprovechando sus semillas, cultivarlas de una forma similar a como se cultivan los mejillones.

Este proyecto se llama BioMara. En el European Centre for Marine Biotechnology se identifica molecularmente cada alga y se anotan los resultados. Así, se está creando la mayor base de datos de Europa de las algas. En especial, interesan los ácidos grasos, ya que son los que generan el metano. Se analizan desde algas de un gran tamaño hasta las microscópicas, de una sola célula.

Las microalgas son más interesantes para elaborar diésel biológico, mientras que las grandes algas son mejores para biometano o etanol. Muchas especies ya se usan en la producción de biocarburantes. Quizá en un futuro en vez de elegir gasolina o diésel al repostar, podamos optar por microalgas o grandes algas marrones.

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