La primera planta industrial del mundo que producirá biocombustibles a gran escala a partir de algas marinas se construirá con capital austriaco en una plantación de caña de azúcar brasileña.
La empresa austríaca SAT finalizará su construcción en el estado brasileño de Pernambuco a finales de 2013, con una inversión que ronda los diez millones de dólares. Se ubicará en una plantación de caña de azúcar que produce etanol, biocombustible en cuya producción Brasil es uno de los líderes mundiales. En este caso, lo interesante es que aprovecharán el dióxido de carbono emitido en la producción de etanol para acelerar la fotosíntesis, reduciendo la inevitable polución procedente de la generación de biocombustibles.
Así, ese CO2 del etanol de la caña de azúcar era un inconveniente y ahora no sólo logra neutralizarse, sino que pasa a ser una fuente de riqueza. Pero el proceso será paulatino. Inicialmente, la planta utilizará tan sólo el cinco por ciento de estas emisiones, aumentando de forma progresiva. El objetivo final, según resposables de SAT, es alcanzar un nivel cero de emisiones de dióxido de carbono.
El proyecto está avanzado, pero la Agencia Nacional de Petróleo de Brasil todavía ha de dar el visto bueno. Recordemos que Brasil es el segundo mayor productor mundial de biocombustibles, después de Estados Unidos, por lo que ser pionero en la producción a escala de biocombustible a partir de algas es una perita en dulce. Aún más si consideramos que, además de diversificar las fuentes de biocombustibles, el sistema utiliza el dióxido de carbono producido en la creación de biocombustible con la caña de azúcar. Un CO2 que tomará directamente de las chimeneas de la mencionada industria vecina. La productividad esperada será de 1,2 millones de litros de biocombustible a base de algas.