Sentarse en un asiento tapizado con este fieltro casi mágico podría generar la energía suficiente para recargar el teléfono a través de nuestro mismo calor corporal. Simplemente habría que sentarse sobre el dispositivo termoeléctrico desarrollado por investigadores de la Wake Forest University, en Estados Unidos, para que éste convierta en corriente eléctrica el calor desperdiciado por el cuerpo.
La carga se crea aprovechando las diferencias de temperatura que normalmente siempre existen entre el mismo ambiente y la temperatura corporal o de cualquier objeto caliente por el sol.
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